Hace ahora medio año vimos por primera vez el Canal de Panamá. La vía marítima más común para navegar del Atlántico al Pacífico. Cuando el canal moderno fue inaugurado en 1914, pasó al olvido un lugar quizás más especial: el Estrecho de Magallanes.
En Panamá, el canal corta a través de una zona de jungla densamente poblada que une las aguas cálidas del Caribe y el Golfo de Panamá. El Estrecho de Magallanes es un lugar radicalmente distinto. Frío, ventoso e inhóspito. El tiempo es impredecible y a menudo amanece nublado. Navegar sus aguas no es tarea fácil, pues implica esquivar fiordos y glaciares. A diferencia de los pájaros de colores y los árboles enormes del trópico, aquí solo hay colinas doradas con arbustos que utilizan los pumas para burlar a guanacos distraídos.
El estrecho fue navegado por primera vez en 1520 por Fernando de Magallanes. Magallanes lideró la primera expedición en dar la vuelta al mundo, aunque no llegó a completar el viaje porque lo mataron unos indígenas en Filipinas. Para cruzar el estrecho, Magallanes tardó 38 días en encontrar una buena ruta, una misión que tiene pinta de haber sido infernal. A pesar de las inmensas putadas que sufrió Magallanes, ahora puede decir que tiene un estrecho con su nombre y una estatua en la ciudad de Punta Arenas. Esta ciudad es la más relevante de todo el estrecho.
En Chile a menudo se habla de ir 'Al Sur', pero generalmente se refieren a cualquier cosa que esté debajo de Santiago. Esto es el Sur Sur. Volamos, porque el viaje en coche desde Santiago serían 35 horas por más de 3000 kilómetros. Por hacerte una idea, sería como ir en coche desde Panticosa hasta Kiev.
Punta Arenas es una ciudad portuaria. Exporta el cordero magallánico e importa básicamente todo lo demás. Por esta razón, la Patagonia es un lugar muy caro. Nos cargamos semanas de presupuesto en pocos días, pero ahora puedo decir que he estado cerca de la Antártida. Aparte, la ciudad es un sitio especial: la playa fría, la comida y el emblemático cementerio fueron lo mejor.
Tras un día en Punta Arenas, cogimos el autobús hasta Puerto Natales. Fueron tres horas de pampa y guanacos congelados.
Una vez allí, visitamos el puerto y la Cueva del Milodón. Llegamos haciendo autostop, una técnica que espero repetir más a menudo. Nos colamos sin querer para ver la cueva, que al fin y al cabo era eso, una cueva.
Al día siguiente, madrugamos para visitar el Parque Nacional Torres del Paine.
Pero eso ya pa la siguiente.
Desde el avión. El lado derecho era el bueno hasta que los hijos de puta de la izquierda pasaron justo por encima del parque nacional.
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