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Caos en Cusco

 Días 86-106

(Las fotos están abajo)

Con el ordenador todavía muerto (y así sigue) los presupuestos cada vez quedan más bajos. He llegado al punto que he sacrificado la cantidad de reserva para un billete de vuelta. Por esto, Perú será el fin del movimiento hasta que encuentre una solución. Por lo menos teníamos las entradas para Machupichu, que en ese momento pensábamos que sería posible. 

De nuevo, aeropuertos odiosos. Medellín - Lima - Cusco. La ciudad andina de Cusco es mi favorita hasta el momento. Está entre montañas y el tiempo es agradable. La comida es espectacular y espectacularmente barata. Soy fan oficial de Cusco.  Estuvimos un día y marchamos a la hacienda. Voluntariado nuevo, vida nueva.

La hacienda Murillo queda a una hora y media de Cusco. Tiene una doble función: albergue para mochileros hippies y refugio de perros. Las labores incluyen recoger leña y reparar el vallado para que los canes no se fuguen. También picar la tierra para sembrar, pero como no llueve sospecho que eso era un poco optimista. Finalmente, cuidábamos a los 20 perros, dos caballos y un burro que compartían la hacienda con nosotros.

Era un lugar realmente tranquilo, que se apreciaba después de la intensidad de una gran ciudad como Medellín. Perú tiene algo que me ayudó a matar algunos demonios que me perseguían desde antes del viaje. El primer encuentro con los Andes fue increíble, y espero sacarle mucho más partido a la cordillera infinita.

Reservamos una furgoneta para ver la famosa montaña de colores. Sin embargo, el conductor se lo pasó por el forro de los cojones y nos llevó a otro sitio. Estas casualidades muchas veces acaban siendo las mejores. Llegamos a un sitio nublado a 4000 metros de altura, no había turistas ni locales, solo alpacas. Bajo la atenta mirada de aquellos bichos raros, dimos una vuelta surrealista por ese sitio que tenía una vistas acojonantes. Un valle totalmente rojo y su propia montaña de colores, si bien no era la montaña de colores. Fue un día raro y mágico, y coronamos una colina espontánea para llegar a los 5000 metros, destrozando mi récord personal 

La despedida de la hacienda fue triste. La última tarde tuvimos uno de los habituales atardeceres de rojo profundo y sentí que había conectado realmente con ese sitio. 

El plan: ir a Cusco, pasar la noche, autobús y paseo hasta Aguascalientes, el pueblo de destino para Machupichu. 

Lo que ocurrió: nada que ver. 

En Perú se está desarrollando una situación política extraña y difícil de entender. El presidente Pedro Castillo dio un mensaje extraño e inesperado de disolver el congreso en la televisión. El mensaje se entendió como un golpe de estado, pero no fue ejecutado por la policía ni por el ejército. Acto seguido, el mismo congreso acusó a Castillo de un acto inconstitucional, y el presidente fue destituido y detenido. Su vicepresidenta, Dina Boluarte ha asumido el cargo. 

Castillo, profesor de colegio rural, es un candidato de izquierda, muy popular entre las clases bajas peruanas -sobre todo aquellas del sector primario. Su mensaje no fue interpretado como un golpe por esta parte de la población, que denuncia una conspiración para deshacerse de él. A consecuencia se convocó una huelga general unos días después de la detención. 

El anuncio de la huelga fue suficiente para que se cancelaran los autobuses a Aguascalientes -aunque no para que Machupichu nos devolviera el dinero. Los manifestantes cortaron carreteras y quemaron aeropuertos, así que estábamos básicamente encerrados en Cusco. Si bien lo de Machupichu era una putada, no me quejo de quedarme encerrado en Cusco. Especialmente cuando Carla y Max nos acogieron en su casa. Salvada de vida importante, sin duda.

Por desgracia, las cosas en Perú han vuelto a explotar. Por suerte para nosotros, se habían relajado en esa época al estar tan cerca la navidad. Aprovechamos la ocasión y escapamos en un vuelo a Santiago de Chile. 

Ahora mismo estamos aparcados temporalmente en casa de los abuelos de Bella. Con suerte, en que tenga un ordenador para trabajar estaremos de nuevo en camino. 

Elegante corcel pasea majestuoso con cordillera de fondo. No me acerqué mucho, sinceramente. 

Nada más llegar a Cusco fuimos en busca de lana porque Bella quería hacer gorros. Sospechamos que esta mujer sabe dónde hay lana. 

Los mercadillos son una parte importante de la vida en Cusco. Hay un montón, están hasta arriba de gente y la calidad/precio es espectacular.
Máscaras fálicas a precios competitivos. Si os interesa DM.

Iglesia y mercadillo de libros de San Pedro. La arquitectura en Cusco es increíble. Las construcciones que hay en un lugar tan aislado son espectaculares, tanto las ruinas más antiguas como las construcciones coloniales.

Jugos baratos, recomendado. 

Los perros abandonados son algo común a todos los lugares que hemos visitado en Latinoamérica. Por eso la ambición de la hacienda. 

La hacienda está en el pueblo de Ttio. Es un sitio muy pequeño a unos 90 minutos de Cusco.

Bella transcribiendo telenovelas colombianas. 

El hippismo era fuerte en la hacienda, pero sin duda la convivencia era increíble. 

Benzuelo se ha convertido en un icono de este viaje. Joven inglés de 18 años obsesionado con la montaña y la escalada. En algún momento me lo traeré a Panticosa. 

Recolectamos leña en sacos de comida para perros. 

Corcel manso goza de un atardecer dorado. 

Ttio desde la hacienda. Las montañas del fondo sobrepasan fácilmente los 4000 metros. 

A pesar de ser la época de lluvias, los cielos azules predominaron. El río estaba seco y los locales temían la pérdida total de sus cosechas. Me dijeron que esto era un fenómeno reciente. 

Coco era el macho alfa indiscutible de la comunidad canina. 

Casper llego con una herida muy fea en la pata y cojeando. Tenía miedo al resto de perros y dudaba de las personas, incluso para comer. Cuando marchamos se había adaptado mucho mejor, la pata estaba limpia y jugaba con el resto de perros. 

La población de Huaraypata bajo las montañas. 


Celebración tradicional en Urcos. 

No le impresiona la celebración. 

Las zonas cercanas al río son las únicas que escapan de la sequía. 


Con Benzuelo nos fuimos a ver el atardecer desde arriba. Gran experiencia. 

Amanecimos entre nubes para ver la montaña de colores.

Alpacas pastando. Eran simpáticas. 

El sitio donde terminamos no era turístico. No era la prometida montaña de colores, pero estaba muy guapo. Las formaciones extrañas y el ambiente nublado y solitario eran increíbles. 


Valle rojo. Conocido así por que es rojo. Imagino vaya, yo tampoco estaba cuando eligieron el nombre. 

Ese pequeño paseo te acerca a los 5000 metros sobre el nivel del mar. Parece poca cosa, pero la altitud se notaba, y mucho, en las piernas y en el pecho. 

Una montaña de colores! genial


El final de la mencionada subida nos llevó hasta los 4900 metros. Insatisfechos, marché con mi amigo alemán cuyo nombre no recuerdo. Encontramos una colina que nos llevó a los 5006. 

Las vistas desde nuestra colina secreta eran épicas. 

Vuelta a la hacienda a llevar una vida de perros. 

Padraig. Perro peruano, nombre irlandés. Aficiones: matar animales para escandalizar a sus padres adoptivos hippies. 

La última tarde en la hacienda.


Echo de menos esas puestas de sol.

Vuelta a Cusco con los perros de la calle. 

Si vas a Machupichu dale tiempo a Cusco, de verdad que es una ciudad increíble. 

Yo no fui a Machupichu, pero mira que ruinas incas más guapas. 

¿No les gustan las ruinas o qué, a qué viene esa cara?


Bella feliz con la sesión de bulder peruano. 

Mi puta vida, esta gente escala muy bien. 

Cerca de la ciudad hay una zona de bulder muy recomendada. Pero jodida, eso sí. 


Cusco, nos volveremos a ver más pronto que tarde. 





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