En Defensa del Periodismo Humano
Entendiendo la Contradicción Entre el Periodismo del Presente y el Periodismo del Futuro
Por Cian D. O’Sullivan
Por Cian D. O’Sullivan
En este ensayo
voy a hablar de una contradicción que enfrenta el periodismo hoy en día: gran
parte de la labor periodística en el mundo se dedica a fabricar contenido de
baja calidad y poca personalidad mientras que la evolución de la tecnología
está amenazando cada vez más los trabajos simples y de gestión. Es decir, a
pesar de que los robots son cada vez más capaces de parecerse a los humanos,
los humanos parecen estar empeñados en parecerse cada vez más a los robots.
Podríamos
interpretar esto como una tragedia, pero voy a defender la tesis contraria.
Estamos ante una oportunidad de reinvención del periodismo, en el que los
periodistas profesionales deben aprovechar estas herramientas para dedicar su
tiempo a un periodismo efectivo y de calidad.
La efectividad y
la calidad son, además, dos palabras clave. La otra gran crisis en la que se
encuentra el periodismo se caracteriza precisamente por la ausencia de estos
valores. Las redes sociales, la post-verdad y el clickbait[1]han
sido protagonistas de una transformación del periodismo en la que el oficio ha
perdido muchos de los valores de los que antes presumía. Si se produce una
reinvención, esta debe saber prescindir del periodismo basura y el
sensacionalismo de los últimos años, pero abiertamente plantándole cara.
El gran problema
es que los periodistas que han quedado fuera de este mundo han sido relegados a
la alienación provocada por un trabajo automatizado que poco tiene que ver con
la razón por la que eligieron su profesión. Estos están muy alejados de su propio
contenido y serán los primeros en ser prescindibles con la llegada de las
nuevas tecnologías inteligentes.
Por tanto, la
misión que afronta el periodismo es esta: debe poder presumir de una calidad y
un valor comunicativo que lo haga más atractivo que su equivalente en
periodismo basura y sensacionalista. El futuro de la profesión depende de esta
transformación y de la capacidad que tengan los propios periodistas para utilizar
las herramientas que se están poniendo a su alcance y no dejar que estas les reemplacen.
Humanos como Robots
“El
dictador Maduro se declara hincha de Messi y del Barça. Vaya vaya. Ya me va
cuadrando todo” [2]
Por
increíble que parezca, la frase anterior no iba seguida de un reportaje extenso
y meticulosamente documentado. Nuestro
reportaje hipotético podría estar demostrando una tremenda conspiración pactada
entre el gobierno de Venezuela y las estrellas del Fútbol Club Barcelona. Podría,
pero se quedó en eso, un reportaje hipotético, más hipotético que reportaje.
La
realidad es que la frase es un tweet publicado por Tomás Roncero, jefe de la
sección del Real Madrid en el diario As y el quinto periodista español más
seguido en esta red social[3].
Podemos
tomarnos esto a broma, pero el tweet de Roncero representa a nuestro oficio, el
de periodistas, tanto como el mejor reportaje de Kapuscinski. La imagen más
visible ahora mismo del periodismo es la de gente como él, lanzando ideas poco
formadas y nada documentadas con la única ambición –en el caso de los
periodistas que aún quedan con ambición- de la repercusión, del Retweet.
En
esta parte quiero hablar de la deshumanización del periodismo y como peligra,
como consecuencia, la calidad de este.
Para
empezar quiero introducir a un personaje, el otro tipo de periodista moderno,
el que hace el mismo daño pero menos ruido que Roncero[4],
el que no tiene ni ambición, ni voluntad, el que es más robot que humano.
El Caso del
Periodista Alienado
Los
periodistas que no tienen ambición también deben estudiarse. Es la figura de la
persona al azar que se levanta por las mañanas y copia textos de la agencia EFE
a una página web durante horas. Tuve la oportunidad de ver esto en un periódico
local, el Diario del Alto Aragón, un
periódico de Huesca. Visitamos la redacción hace unos años con el instituto,
durante una especie de jornada de orientación -los que querían estudiar
medicina iban a un hospital, los de magisterio a un colegio, etcétera. Allí me
explicaron que esa era la función y el día a día del periodista.
La
jornada de orientación me desorientó bastante, pero tomé la decisión de no
creérmelo: El periodista del copia y pega mencionado es el producto de una
desilusión y ahora padece el mayor síntoma de las desilusiones, el cinismo[5].
Como decía el cómico George Carlin: “rasca a cualquier cínico y te encontrarás
un idealista decepcionado”. El cuento de siempre, la vena revolucionaria del
joven choca con “el mundo real” y le obliga a dejar de quejarse y conformarse
al mundo adulto. Dicho esto, los periodistas no deberían tener derecho a ese
cuento, la esencia del periodista es precisamente ser crítico, quejarse hasta ser
la peor pesadilla del poder.
Nuestro
personaje de los textos es una figura totalmente desconectada de cualquier
valor o proyecto. Todo esto antes de
tener en cuenta el sentido más tradicional[6]
del concepto de alienación. Una desconexión inducida por el hecho de hacer algo
que no te pertenece, algo que te recuerda constantemente que podría hacerlo
igual cualquier otra persona. En este ejemplo la alienación tiene además una
dimensión añadida: no sólo haces algo que podría
hacer otra persona, sino que además hay otra persona que lo está haciendo ya:
copias textos y, por mucho que los resumas o los adornes, los ha escrito otra persona.
Todas las labores que tengan la característica de poder cambiar al trabajador sin alterar al producto tienen un potencial alienador, pero si, además de ser reemplazable, tu trabajo consiste en repetir como un loro la creación de otro ese potencial se multiplica.
Todas las labores que tengan la característica de poder cambiar al trabajador sin alterar al producto tienen un potencial alienador, pero si, además de ser reemplazable, tu trabajo consiste en repetir como un loro la creación de otro ese potencial se multiplica.
Da
igual la carrera que haya estudiado nuestro personaje, se dice periodista pero
no hace periodismo. No hace nada que no pueda hacer -y de hecho va a hacer- una
máquina, pero esto también lo reservo para luego. Lo importante es entender que
el periodismo actual está alejando a los periodistas del propio periodismo.
El
ejemplo del copiador de textos es el más explícito, pero el problema va más
allá: hay una actitud común de lejanía respecto al contenido. El lenguaje a
veces deja esto muy claro[7]:
El
hecho de que este tweet provocara polémica no es sorprendente. Sin embargo,
pienso que estuvo mal dirigida, vista solamente como uno más de los extraños
eufemismos que se utilizan en la prensa para hablar de la violencia machista.
Pero el problema –en el contexto periodístico[8]-
va mucho más allá: el tweet refleja, como digo, una lejanía muy seria entre
periodista y contenido. Quizá no fuera escrito con mala intención como tal,
pero fue escrito con una indiferencia total: “hoy me tocan las muertas por asesinato machista y mañana los goles de Segunda B”.
Este
tipo de lenguaje viene de una idea del periodista no implicado, el que llega,
se calla y observa. El utópico periodista neutral y objetivo que enseña la
realidad tal y como es a sus oyentes o lectores. Este modelo de periodista es
inalcanzable y la idea en sí es lesiva para el periodismo.
La Mentira de la
Objetividad
El
periodista que se ha descrito se intenta fabricar ya en las facultades. Este
modelo de periodismo se defiende como la única alternativa viable a un
periodismo estrictamente militante, un periodismo que no es de fiar porque es
interesado política o económicamente. Describe el papel del periodista como una
especie de “observador superior” que bajo ningún concepto debe involucrarse. El
modelo representa muchas cosas positivas como la difusión, síntesis y análisis
de datos, pero les da una confianza exagerada.
Lo
aparentemente objetivo es un engaño y fingir que no lo es lo hace todavía más
engaño. No estoy, por supuesto, en contra de la idea de hacer un esfuerzo de
neutralidad y justicia, pero este modelo de periodismo automatizado y alejado
tiende a ser solo una tapadera. Lo que realmente queda detrás es un contenido
igual de dirigido y subjetivo, pero que finge no serlo tras un velo de
autoridad intelectual, palabras largas y datos interesados.
“El
66% de los españoles cree que el PSOE debe abstenerse y dejar gobernar al PP” [9]
claro, si la pregunta que se hace en la encuesta es la siguiente: “Si para que
no se repitieran las elecciones, la única alternativa fuese que el PSOE se
abstuviera y dejara gobernar a Rajoy a cambio de una serie de reformas pactadas
¿qué preferiría?”. Los datos son extremadamente fáciles de manipular y hacer
una pregunta rebuscada para un titular efectivo es un truco muy viejo.
El
periodismo es una labor basada en la selección concreta de la información. La selección implica
una exclusión que hace inevitable la subjetividad. Sobre todo, si tenemos en
cuenta la carga ideológica inevitable por la experiencia del periodista.
“Salir
de (lo que nosotros interpretamos como) la ideología es precisamente la forma
de la que nos convertimos en sus esclavos”[10].
Esta idea, desarrollada por el filósofo esloveno Slavoj Zizek, se refiere a que
la ideología –en este caso neoliberal- ha llegado a tal punto de hegemonía que
presume de no ser ideológica. Es decir, la idea dominante, por el mero hecho de
ser dominante, se convierte en el pensamiento estándar, algo que confundimos
con neutral. Esto se traslada con gran facilidad a la prensa, fingen
neutralidad cuando realmente hinchan el contenido con una línea editorial
ideológicamente cargada, pero técnicamente moderada.
Hablando
de la moderación, conviene recordar la importancia de la prensa a la hora de
crear opinión. Pensamos, en gran medida, lo que nos sugieren (o incluso
imponen) los medios. No es que ellos sean objetivos y moderados, sino que ellos
definen lo que es objetivo y moderado.
Además,
el espectro ideológico depende en gran medida de la variedad de grandes medios.
Esto es especialmente preocupante teniendo en cuenta el modelo de acumulación
de medios a través del cual funcionan los grandes grupos mediáticos: al fin y
al cabo, La Sexta y La Razón pertenecen al mismo grupo. Tener control sobre
medios en distintos lugares del espectro ideológico implica tener un control
muy amplio sobre el concepto de la objetividad. Siguiendo con el mismo ejemplo,
estamos bajo el poder de las élites desde el momento en el que decimos: “si lo
dice tanto La Sexta como La Razón, debe ser verdad”. En el mejor de los casos,
por lo menos, les dejamos decidir donde se encuentra el sentido común.
Poder
definir el sentido común es un arma muy poderosa. Declaras tu ideología como la
moderada, simple y lógica y después tachas todo lo demás de extremista, radical
y utópico. El periodismo hace esto además siempre detrás del velo de un
lenguaje poco natural y, a menudo, excesivamente complicado. Esto les brinda
una especie de falsa autoridad, no solo en cuanto al contenido sino también de forma moral.
Hablar como humanos
Los
casos de corrupción en España apenas han tenido repercusión en los resultados
electorales. En gran medida culpo de esto a la prensa, han sabido encontrarlos
y publicarlos, pero pienso que no han sabido explicarlos. Es un experimento
fácil que consiste en preguntar a la gente que te rodea: “explícame el caso
Bárcenas”.
Tras
la decepción yo ánimo poner en práctica una visión crítica de la prensa, la
encargada de dejar todo esto claro. No estoy intentando revelar una enorme
conspiración mediante la cual nos han intentado ocultar cosas[11].
Es mucho más simple que eso, estoy hablando de nuevo de una desconexión de la
realidad. Periodistas que piensan que todo el mundo es periodista, que dejan un
artículo indescifrable y esperan que la gente -ocupada con sus propias tareas
del día a día- se apañe e interprete.
El
periodista[12]
inglés John Oliver, que presenta el programa Last Week Tonight, propone
la estrategia contraria. En su programa habla de temas de actualidad y el
ejercicio general del programa consiste en acercar esos temas a la vida de las
personas. En abril de 2015 entrevistó a Edward Snowden[13]
para hablar de la vigilancia gubernamental[14]. En la entrevista, para poner un ejemplo de las
consecuencias reales de la vigilancia estatal, se centra en las Dick Picks o, como decimos en España, fotopollas y en la posibilidad de que el
gobierno tenga acceso a ellas.
El
ejemplo de la fotopolla es muy
efectivo[15]
recuerda a la gente que los problemas que ve en los periódicos sí tienen
consecuencias a nivel personal.
El
periodismo de mala calidad crea una especie de realidad externa a las vidas de
las personas cuando su misión debería ser la contraria. El periodismo siempre
tiene que acercar: “Aquí el problema, aquí cómo te afecta”. Sin embargo, se
declara satisfecho desde el momento que realiza la primera parte.
El
humor de Oliver es otro factor a tener en cuenta. La sátira y la ironía son
herramientas muy efectivas para señalar contradicciones. Además de la razón
obvia: mantener al receptor entretenido facilita la comunicación.
La
prensa tradicional reniega a menudo de esto, insistiendo en formatos
tradicionales que no se ajustan a las personas y sus hábitos de consumo de
información. Se escudan en la corrección política y no hablarían nunca de las fotopollas por temor a parecer vulgares
o a publicar contenido inapropiado.
Pero
la gente ni es políticamente correcta ni le sorprenden los vulgarismos. El
argumento de lo inapropiado tampoco vale, si un niño de once años tiene la
madurez de querer informarse sobre Snowden también tiene madurez como para
sobrevivir a un chiste sobre penes.
Las
noticias básicas, que solo hablan de números y tecnicismos han perdido su poder
comunicador. A la gente ya no le interesa, como digo, porque los hábitos de
consumo han cambiado.
En
los atentados del trece de noviembre de 2015 en París murieron 130 personas. La
autoría del ataque la reclamó el Estado Islámico. El mismo grupo mató, dos
meses más tarde, entre 135 y más de 300[16]
en Deir ez-Zor, en Siria. El tratamiento mediático de París fue enorme, con campañas
de solidaridad y reportajes sobre las víctimas. Los atentados en Siria, sin
embargo, se limitan a números y datos
básicos[17].
Convertir a los humanos en números difumina la gravedad de las guerras: Siria
ya está geográficamente lejos, pero incrementamos esa distancia cuando hacemos
que sus víctimas no sean tan importantes como las cercanas.
Si
el periodista es incapaz de crear empatía tenemos un problema, tiene que ser
una de las aspiraciones del oficio: no podemos contentarnos con transmitir
información inerte. Tenemos un compromiso con la sociedad de crear contenido
real y de calidad, por eso mismo hay periodistas profesionales. Desde el lugar
de los hechos te retransmite exactamente lo que hay cualquiera que tenga una
cuenta en una red social y un móvil con internet.
Las barreras de la
calidad y la ética
La
idea que planteo de un periodismo que supere la frontera comunicativa -y haga
que los periodistas hablen y se comporten como seres humanos de verdad- se
contesta con un argumento fácil: termina en sensacionalismo, periodismo basura
y Tomás Roncero siendo el quinto periodista español más seguido en Twitter.
Me
estoy refiriendo al fenómeno Breitbart.
Breitbart es un medio online de
ultraderecha que se ha hecho muy relevante por su apoyo a Trump en la última
campaña electoral estadounidense –tanto que su director abandonó el medio para
unirse al equipo estratégico del ahora presidente. Entre sus artículos más destacados
están “Los derechos gays nos han hecho más estúpidos, hora de volver al armario”,
“La ciencia lo demuestra: meterse con los gordos funciona” o la encuesta “¿Preferirías
que tu hijo tuviera cáncer o feminismo?”[18].
En
España no nos hemos librado, la moda del diario que se considera rebelde por
atentar contra la corrección política también ha triunfado aquí. Mediterráneo
Digital publica artículos como “¿Por qué las mujeres feministas son más feas
que las mujeres normales?” y OKdiario nos ofrece exclusivas como “Carmena
volvió a regalar a los campeones medallas de chocolate…¡Pero de otro sabor!”[19].
La
diferencia entre el periodismo que se defiende en este ensayo y estos ejemplos
es simple: hablar claro no significa ser grosero y crear contenido entretenido
no es una licencia para faltar a la veracidad. De hecho, no existe ni existirá
esa licencia.[20]
La
misión a la hora de crear periodistas es dotar de herramientas para la
capacidad crítica y creativa, además de facilitar el desarrollo de su propio
sentido de la ética. Los periodistas de verdad deben poder plantar cara a los
medios sensacionalistas y solamente podrán hacerlo con el uso de estas
herramientas.
Un Problema
Lo
que quiero decir, a gran escala, en este ensayo es que el agujero en el que se
ha metido el periodismo se debe en gran medida a sus propios errores y a su
incapacidad de conectar con el público. Los medios tradicionales no han sabido
adaptarse a la actualidad de la comunicación, una actualidad multimedia donde
cualquiera puede comunicar y muchos lo hacen mejor que ellos. Este contexto es
el que ha dejado proliferar a los medios basura mencionados. El periodismo de
calidad debe reinventarse como algo cercano y entretenido, pero siempre pegado
a la veracidad y la justicia.
He
rechazado antes la simple difusión de datos como labor de los periodistas. Sin
embargo, esos datos deben existir y gestionarse. Aquí el dilema, sin ese
periodista nos quedamos con un vacío importante. Si el periodista se dedica al
lado más humano de la labor, nadie hace esta parte, aburrida pero esencial.
No
es que proponga una solución, la solución ya está aquí y si no la hacemos
funcionar bien será otro problema más.
Robots Como Humanos
Narrative Science y Automated Insights son las dos empresas que están definiendo el
futuro del periodismo. No son las únicas, pero sí las más importantes que se
han adentrado en la producción automatizada de textos. En otras palabras,
venden software a empresas que les permite prescindir de humanos a la hora de
escribir informes. No es una cosa del futuro, Associated Press ya ha utilizado el software para realizar sus
informes de la bolsa. Es muy simple: contratas el servicio, eliges un modelo y
metes los datos. El software de Narrative
Science, Quill, interpreta los
datos, los representa, los jerarquiza y saca conclusiones. Uno de sus fundadores, Kris Hammond, asegura
que en el año 2030 el 90% del periodismo estará generado por ordenadores[21].
De
nuevo, esto no es algo que va a llegar, es algo que ya está aquí y está
cambiando totalmente el negocio de la prensa. La efectividad de esta tecnología
es espectacular: es más rápida, más fiable y mucho más barata que un ser
humano. El oficio del periodista básico que he criticado hasta ahora está a
punto de extinguirse.
Siempre
que se habla de inteligencia artificial hay que tener en cuenta varias cosas:
la primera es que ya está llegando y que poco a poco va a transformar nuestra
sociedad, la segunda es que la principal de estas transformaciones va a afectar
al terreno laboral y la tercera es que no somos conscientes del potencial real
de estos avances –y que la gente que sí tiene una idea está muy preocupada,
Elon Musk[22]
ha llegado a declarar que la inteligencia artificial es el mayor peligro existencial
para nuestra especie. Dicho todo esto, y siendo que no podemos adivinar el
futuro[23],
quiero trabajar con lo que sí sabemos ya del periodismo artificial.
Igual
que los coches automáticos van a dejar sin trabajo a millones de personas que
trabajan en el sector de los transportes, la labor del periodista que sólo
copia textos e interpreta datos está en sus últimas. Sin embargo, esto
significa que el problema mencionado en el punto anterior está solucionado.
Tenemos un sistema mucho más efectivo y barato que hace el trabajo sucio,
liberando al periodista para hacer lo que realmente quiere hacer: trabajo de gran
calidad e investigación. El ordenador le servirá como una herramienta útil para
llevar a cabo proyectos más grandes y más importantes.
Esta
tecnología está además mejorando constantemente y ahora mismo es capaz de
escribir un resumen de un evento deportivo o dar la información básica de un
terremoto nada más ocurrir[24].
Como he mencionado antes, la labor humana se limita a introducir los datos o conectarlo
a una fuente de información que sepa interpretar.
Un
problema que puede surgir de esto tiene que ver de nuevo con el
sensacionalismo. El periodismo ya se ha orientado en esta dirección. En una
reciente visita a la redacción del Periódico de Cataluña vimos algo
extremadamente preocupante: hay una pantalla, en plena vista de todos los
trabajadores, que muestra el ranking de artículos más leídos en su página web.
Por la forma de la que funciona la publicidad en internet, los artículos con
más clicks son los que más dinero
generan y por tanto se incentiva a escribir artículos para que sean leídos. El
problema de este sistema es que a menudo fomenta el contenido basura, que es
más propenso al click fácil, sobre
todo cuando la gente viene de redes sociales.
Una
vez que los programas como Quill se
programen para escribir y seleccionar información de acuerdo con lo que más
difusión consigue, el sistema podrá tomar decisiones extremadamente eficientes
para conseguir clicks fáciles, orientando el contenido hacia el amarillismo. De
nuevo, la llegada de esto es inevitable y sólo hace más urgente la necesidad de
un periodismo de calidad que pueda aprovechar estas tecnologías para poder
estar a la altura cuando ocurra.
Para acabar
El
periodismo está en crisis, la figura del periodista ha sido empujada por un
lado a la irrelevancia y la alienación y por otro al sensacionalismo, al ruido
y a la mentira. El primer episodio de la relación entre el siglo XXI y el mundo
de la prensa no ha convencido y aun así hay luz al final del túnel: internet es
un arma increíble que le quita el monopolio de la información a los dueños
millonarios de los grandes grupos mediáticos, pero -como toda libertad- conlleva
una responsabilidad.
El
periodismo está ante un ultimátum, debe reinventarse para sobrevivir y, por el
bien de todos, debe sobrevivir. Sin
embargo, esto solo ocurrirá cuando los periodistas sepan adaptarse de manera realmente
eficaz a las necesidades y gustos de las nuevas generaciones, acostumbradas a
las facilidades propuestas por las nuevas tecnologías.
El
próximo episodio de esta historia es vital, el ser humano está ante una nueva
revolución industrial y el periodismo ya se está viendo gravemente afectado. De
los periodistas dependerá saber usar las herramientas que se nos ofrecen o
dejar que otros las malgasten o las pongan al uso del negocio y del poder.
[1] El clickbait son titulares creados para las
redes sociales que incentivan a seguir un link. Significa literalmente “cebo de
clicks” y sirve para aumentar los ingresos de una página con publicidad.
[2] De la
cuenta de Twitter de Tomás Roncero (@AS_TomasRoncero), 18 de febrero de 2016.
[3] Según la
página http://www.twitter-espana.com/categoria/periodistas,
que hace diferentes clasificaciones de este estilo.
[4] Del
periodismo basura de Roncero hablaré más adelante.
[5] La idea
del cinismo como consecuencia de la desilusión está desarrollada por el
filósofo Alain de Botton en el vídeo What
do Cynical People Really Want? Disponible en el canal de YouTube “The School of Life”.
[6] Con
tradicional me refiero a marxista y al sentido más básico y vinculado al
trabajo que le da Marx a la alienación, que es el descrito.
[7] El País
ha borrado el tweet desde entonces, seguramente debido a la polémica. Sin
embargo, esta misma expresión se ha generalizado en la prensa y artículos con
menos repercusión siguen siendo fáciles de encontrar: OkDiario publicó el 4 de
mayo (2017) un artículo titulado “Un joven de 17 años se suma a la lista negra
de asesinados durante las protestas contra Maduro”.
[8] El
asunto del lenguaje en la prensa a la hora de hablar de la violencia machista
es complejo y daría para otro ensayo, he utilizado el ejemplo solo para la
temática estrictamente periodística.
[9] De
nuevo, esto es un tweet. Es de la cuenta de El País y cita al artículo “La
mayoría de españoles cree que Rajoy no podrá gobernar en minoría” del mismo
diario, 31 de julio de 2016. La encuesta es de Metroscopia.
[11] Aunque
tampoco la estoy negando. Tiene que ver con lo explicado anteriormente del
sentido común y la ideología desideologizada.
[12] John
Oliver rechaza ser llamado periodista, dice que se dedica exclusivamente al
humor. Sin embargo, en este ensayo y de acuerdo con la tesis principal, valoro
el periodismo como un ejercicio que es efectivo tanto a la hora de comunicar
como a la hora de alimentar la voluntad crítica. Desde este punto de vista el
trabajo de Oliver es casi exclusivamente periodístico y el humor sólo una
herramienta.
[13] Edward
Snowden es conocido desde 2013 por filtrar información clasificada de la NSA
(la agencia de seguridad nacional estadounidense) que revelaba la enorme
capacidad que tenía la institución para vigilar a sus ciudadanos, sobre todo a
través de llamadas y mensajes telefónicos.
[14] La
entrevista, junto con el resto del reportaje, está en YouTube, el vídeo se
llama Government Surveillance: Last Week Tonight with John Oliver (HBO).
[15] Sin
hablar directamente del periodismo, en el vídeo muestran las diferentes
respuestas de la gente cuando les hablan de Snowden y cuando les hablan de la
posibilidad del gobierno en control de sus fotos íntimas.
[16] Las
fuentes difieren, las 135 víctimas son según Reuters. Sin embargo, la agencia
de prensa estatal siria dice que superaron las 300.
[17] Por
supuesto, tengo en cuenta la enorme diferencia en dificultad que supone
escribir desde un sitio que desde otro y el principio de proximidad a la hora
de jerarquizar en el periodismo, pero sigue siendo un problema el trato
superficial de los medios a estos atentados.
[18] La
selección viene del artículo de CNN Media “10 of Breitbart’s most incendiary
headlines”, del 15 de noviembre de 2016.
[19]
Recordaba el ejemplo que he utilizado de Mediterráneo Digital, pero el de OKdiario
–que se refiere a los jugadores del Real Madrid y su victoria en la Champions League- es literalmente la
primera noticia que hay en la página web ahora mismo (04/06/17).
[20] Esto es
otro debate, el de la post-verdad, en el que también son protagonistas los
medios mencionados.
[21] “And the Pulitzer goes to… a computer”, Tim Adams, The Guardian, 28
de Junio de 2015. https://www.theguardian.com/technology/2015/jun/28/computer-writing-journalism-artificial-intelligence
[22] Musk hizo
esta declaración en una entrevista para el AeroAstro
Centennial Symposium del MIT (Massachusetts
Institute of Technology). Elon Musk es el fundador de las empresas SpaceX y
Tesla y está involucrado en un gran número de proyectos tecnológicos que
incluyen la colonización de Marte y el desarrollo masivo de las
energías renovables.
[23]
Especialmente sin conocimientos avanzados de tecnología e ingeniería.
[24] “Robot journalism: the end of human reporters? - The Listening Post
(Feature)” reportaje de Al-Jazeera en YouTube.
Comentarios
Publicar un comentario