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En Defensa del Periodismo Humano

En Defensa del Periodismo Humano
Entendiendo la Contradicción Entre el Periodismo del Presente y el Periodismo del Futuro

Por Cian D. O’Sullivan
En este ensayo voy a hablar de una contradicción que enfrenta el periodismo hoy en día: gran parte de la labor periodística en el mundo se dedica a fabricar contenido de baja calidad y poca personalidad mientras que la evolución de la tecnología está amenazando cada vez más los trabajos simples y de gestión. Es decir, a pesar de que los robots son cada vez más capaces de parecerse a los humanos, los humanos parecen estar empeñados en parecerse cada vez más a los robots.
Podríamos interpretar esto como una tragedia, pero voy a defender la tesis contraria. Estamos ante una oportunidad de reinvención del periodismo, en el que los periodistas profesionales deben aprovechar estas herramientas para dedicar su tiempo a un periodismo efectivo y de calidad.
La efectividad y la calidad son, además, dos palabras clave. La otra gran crisis en la que se encuentra el periodismo se caracteriza precisamente por la ausencia de estos valores. Las redes sociales, la post-verdad y el clickbait[1]han sido protagonistas de una transformación del periodismo en la que el oficio ha perdido muchos de los valores de los que antes presumía. Si se produce una reinvención, esta debe saber prescindir del periodismo basura y el sensacionalismo de los últimos años, pero abiertamente plantándole cara.
El gran problema es que los periodistas que han quedado fuera de este mundo han sido relegados a la alienación provocada por un trabajo automatizado que poco tiene que ver con la razón por la que eligieron su profesión. Estos están muy alejados de su propio contenido y serán los primeros en ser prescindibles con la llegada de las nuevas tecnologías inteligentes.
Por tanto, la misión que afronta el periodismo es esta: debe poder presumir de una calidad y un valor comunicativo que lo haga más atractivo que su equivalente en periodismo basura y sensacionalista. El futuro de la profesión depende de esta transformación y de la capacidad que tengan los propios periodistas para utilizar las herramientas que se están poniendo a su alcance y no dejar que estas les reemplacen.



Humanos como Robots
“El dictador Maduro se declara hincha de Messi y del Barça. Vaya vaya. Ya me va cuadrando todo” [2]
Por increíble que parezca, la frase anterior no iba seguida de un reportaje extenso y meticulosamente documentado.  Nuestro reportaje hipotético podría estar demostrando una tremenda conspiración pactada entre el gobierno de Venezuela y las estrellas del Fútbol Club Barcelona. Podría, pero se quedó en eso, un reportaje hipotético, más hipotético que reportaje.
La realidad es que la frase es un tweet publicado por Tomás Roncero, jefe de la sección del Real Madrid en el diario As y el quinto periodista español más seguido en esta red social[3].
Podemos tomarnos esto a broma, pero el tweet de Roncero representa a nuestro oficio, el de periodistas, tanto como el mejor reportaje de Kapuscinski. La imagen más visible ahora mismo del periodismo es la de gente como él, lanzando ideas poco formadas y nada documentadas con la única ambición –en el caso de los periodistas que aún quedan con ambición- de la repercusión, del Retweet.
En esta parte quiero hablar de la deshumanización del periodismo y como peligra, como consecuencia, la calidad de este.
Para empezar quiero introducir a un personaje, el otro tipo de periodista moderno, el que hace el mismo daño pero menos ruido que Roncero[4], el que no tiene ni ambición, ni voluntad, el que es más robot que humano.
El Caso del Periodista Alienado
Los periodistas que no tienen ambición también deben estudiarse. Es la figura de la persona al azar que se levanta por las mañanas y copia textos de la agencia EFE a una página web durante horas. Tuve la oportunidad de ver esto en un periódico local, el Diario del Alto Aragón, un periódico de Huesca. Visitamos la redacción hace unos años con el instituto, durante una especie de jornada de orientación -los que querían estudiar medicina iban a un hospital, los de magisterio a un colegio, etcétera. Allí me explicaron que esa era la función y el día a día del periodista.
La jornada de orientación me desorientó bastante, pero tomé la decisión de no creérmelo: El periodista del copia y pega mencionado es el producto de una desilusión y ahora padece el mayor síntoma de las desilusiones, el cinismo[5]. Como decía el cómico George Carlin: “rasca a cualquier cínico y te encontrarás un idealista decepcionado”. El cuento de siempre, la vena revolucionaria del joven choca con “el mundo real” y le obliga a dejar de quejarse y conformarse al mundo adulto. Dicho esto, los periodistas no deberían tener derecho a ese cuento, la esencia del periodista es precisamente ser crítico, quejarse hasta ser la peor pesadilla del poder.
Nuestro personaje de los textos es una figura totalmente desconectada de cualquier valor  o proyecto. Todo esto antes de tener en cuenta el sentido más tradicional[6] del concepto de alienación. Una desconexión inducida por el hecho de hacer algo que no te pertenece, algo que te recuerda constantemente que podría hacerlo igual cualquier otra persona. En este ejemplo la alienación tiene además una dimensión añadida: no sólo haces algo que podría hacer otra persona, sino que además hay otra persona que lo está haciendo ya: copias textos y, por mucho que los resumas o los adornes, los ha escrito otra persona. 
Todas las labores que tengan la característica de poder cambiar al trabajador sin alterar al producto tienen un potencial alienador, pero si, además de ser reemplazable, tu trabajo consiste en repetir como un loro la creación de otro ese potencial se multiplica.
Da igual la carrera que haya estudiado nuestro personaje, se dice periodista pero no hace periodismo. No hace nada que no pueda hacer -y de hecho va a hacer- una máquina, pero esto también lo reservo para luego. Lo importante es entender que el periodismo actual está alejando a los periodistas del propio periodismo.
El ejemplo del copiador de textos es el más explícito, pero el problema va más allá: hay una actitud común de lejanía respecto al contenido. El lenguaje a veces deja esto muy claro[7]:





El hecho de que este tweet provocara polémica no es sorprendente. Sin embargo, pienso que estuvo mal dirigida, vista solamente como uno más de los extraños eufemismos que se utilizan en la prensa para hablar de la violencia machista. Pero el problema –en el contexto periodístico[8]- va mucho más allá: el tweet refleja, como digo, una lejanía muy seria entre periodista y contenido. Quizá no fuera escrito con mala intención como tal, pero fue escrito con una indiferencia total: “hoy me tocan las muertas por asesinato machista y mañana los goles de Segunda B”.
Este tipo de lenguaje viene de una idea del periodista no implicado, el que llega, se calla y observa. El utópico periodista neutral y objetivo que enseña la realidad tal y como es a sus oyentes o lectores. Este modelo de periodista es inalcanzable y la idea en sí es lesiva para el periodismo.

La Mentira de la Objetividad
El periodista que se ha descrito se intenta fabricar ya en las facultades. Este modelo de periodismo se defiende como la única alternativa viable a un periodismo estrictamente militante, un periodismo que no es de fiar porque es interesado política o económicamente. Describe el papel del periodista como una especie de “observador superior” que bajo ningún concepto debe involucrarse. El modelo representa muchas cosas positivas como la difusión, síntesis y análisis de datos, pero les da una confianza exagerada.
Lo aparentemente objetivo es un engaño y fingir que no lo es lo hace todavía más engaño. No estoy, por supuesto, en contra de la idea de hacer un esfuerzo de neutralidad y justicia, pero este modelo de periodismo automatizado y alejado tiende a ser solo una tapadera. Lo que realmente queda detrás es un contenido igual de dirigido y subjetivo, pero que finge no serlo tras un velo de autoridad intelectual, palabras largas y datos interesados.
“El 66% de los españoles cree que el PSOE debe abstenerse y dejar gobernar al PP” [9] claro, si la pregunta que se hace en la encuesta es la siguiente: “Si para que no se repitieran las elecciones, la única alternativa fuese que el PSOE se abstuviera y dejara gobernar a Rajoy a cambio de una serie de reformas pactadas ¿qué preferiría?”. Los datos son extremadamente fáciles de manipular y hacer una pregunta rebuscada para un titular efectivo es un truco muy viejo.
El periodismo es una labor basada en la selección concreta de la información. La selección implica una exclusión que hace inevitable la subjetividad. Sobre todo, si tenemos en cuenta la carga ideológica inevitable por la experiencia del periodista.
“Salir de (lo que nosotros interpretamos como) la ideología es precisamente la forma de la que nos convertimos en sus esclavos”[10]. Esta idea, desarrollada por el filósofo esloveno Slavoj Zizek, se refiere a que la ideología –en este caso neoliberal- ha llegado a tal punto de hegemonía que presume de no ser ideológica. Es decir, la idea dominante, por el mero hecho de ser dominante, se convierte en el pensamiento estándar, algo que confundimos con neutral. Esto se traslada con gran facilidad a la prensa, fingen neutralidad cuando realmente hinchan el contenido con una línea editorial ideológicamente cargada, pero técnicamente moderada.
Hablando de la moderación, conviene recordar la importancia de la prensa a la hora de crear opinión. Pensamos, en gran medida, lo que nos sugieren (o incluso imponen) los medios. No es que ellos sean objetivos y moderados, sino que ellos definen lo que es objetivo y moderado.
Además, el espectro ideológico depende en gran medida de la variedad de grandes medios. Esto es especialmente preocupante teniendo en cuenta el modelo de acumulación de medios a través del cual funcionan los grandes grupos mediáticos: al fin y al cabo, La Sexta y La Razón pertenecen al mismo grupo. Tener control sobre medios en distintos lugares del espectro ideológico implica tener un control muy amplio sobre el concepto de la objetividad. Siguiendo con el mismo ejemplo, estamos bajo el poder de las élites desde el momento en el que decimos: “si lo dice tanto La Sexta como La Razón, debe ser verdad”. En el mejor de los casos, por lo menos, les dejamos decidir donde se encuentra el sentido común.
Poder definir el sentido común es un arma muy poderosa. Declaras tu ideología como la moderada, simple y lógica y después tachas todo lo demás de extremista, radical y utópico. El periodismo hace esto además siempre detrás del velo de un lenguaje poco natural y, a menudo, excesivamente complicado. Esto les brinda una especie de falsa autoridad, no solo en cuanto al contenido sino también de forma moral. 
Hablar como humanos
Los casos de corrupción en España apenas han tenido repercusión en los resultados electorales. En gran medida culpo de esto a la prensa, han sabido encontrarlos y publicarlos, pero pienso que no han sabido explicarlos. Es un experimento fácil que consiste en preguntar a la gente que te rodea: “explícame el caso Bárcenas”.
Tras la decepción yo ánimo poner en práctica una visión crítica de la prensa, la encargada de dejar todo esto claro. No estoy intentando revelar una enorme conspiración mediante la cual nos han intentado ocultar cosas[11]. Es mucho más simple que eso, estoy hablando de nuevo de una desconexión de la realidad. Periodistas que piensan que todo el mundo es periodista, que dejan un artículo indescifrable y esperan que la gente -ocupada con sus propias tareas del día a día- se apañe e interprete.
El periodista[12] inglés John Oliver, que presenta el programa Last Week Tonight, propone la estrategia contraria. En su programa habla de temas de actualidad y el ejercicio general del programa consiste en acercar esos temas a la vida de las personas. En abril de 2015 entrevistó a Edward Snowden[13] para hablar de la vigilancia gubernamental[14].  En la entrevista, para poner un ejemplo de las consecuencias reales de la vigilancia estatal, se centra en las Dick Picks o, como decimos en España, fotopollas y en la posibilidad de que el gobierno tenga acceso a ellas.
El ejemplo de la fotopolla es muy efectivo[15] recuerda a la gente que los problemas que ve en los periódicos sí tienen consecuencias a nivel personal.
El periodismo de mala calidad crea una especie de realidad externa a las vidas de las personas cuando su misión debería ser la contraria. El periodismo siempre tiene que acercar: “Aquí el problema, aquí cómo te afecta”. Sin embargo, se declara satisfecho desde el momento que realiza la primera parte.
El humor de Oliver es otro factor a tener en cuenta. La sátira y la ironía son herramientas muy efectivas para señalar contradicciones. Además de la razón obvia: mantener al receptor entretenido facilita la comunicación.
La prensa tradicional reniega a menudo de esto, insistiendo en formatos tradicionales que no se ajustan a las personas y sus hábitos de consumo de información. Se escudan en la corrección política y no hablarían nunca de las fotopollas por temor a parecer vulgares o a publicar contenido inapropiado.
Pero la gente ni es políticamente correcta ni le sorprenden los vulgarismos. El argumento de lo inapropiado tampoco vale, si un niño de once años tiene la madurez de querer informarse sobre Snowden también tiene madurez como para sobrevivir a un chiste sobre penes.
Las noticias básicas, que solo hablan de números y tecnicismos han perdido su poder comunicador. A la gente ya no le interesa, como digo, porque los hábitos de consumo han cambiado.
En los atentados del trece de noviembre de 2015 en París murieron 130 personas. La autoría del ataque la reclamó el Estado Islámico. El mismo grupo mató, dos meses más tarde, entre 135 y más de 300[16] en Deir ez-Zor, en Siria. El tratamiento mediático de París fue enorme, con campañas de solidaridad y reportajes sobre las víctimas. Los atentados en Siria, sin embargo,  se limitan a números y datos básicos[17]. Convertir a los humanos en números difumina la gravedad de las guerras: Siria ya está geográficamente lejos, pero incrementamos esa distancia cuando hacemos que sus víctimas no sean tan importantes como las cercanas.
Si el periodista es incapaz de crear empatía tenemos un problema, tiene que ser una de las aspiraciones del oficio: no podemos contentarnos con transmitir información inerte. Tenemos un compromiso con la sociedad de crear contenido real y de calidad, por eso mismo hay periodistas profesionales. Desde el lugar de los hechos te retransmite exactamente lo que hay cualquiera que tenga una cuenta en una red social y un móvil con internet.

Las barreras de la calidad y la ética
La idea que planteo de un periodismo que supere la frontera comunicativa -y haga que los periodistas hablen y se comporten como seres humanos de verdad- se contesta con un argumento fácil: termina en sensacionalismo, periodismo basura y Tomás Roncero siendo el quinto periodista español más seguido en Twitter.
Me estoy refiriendo al fenómeno Breitbart. Breitbart es un medio online de ultraderecha que se ha hecho muy relevante por su apoyo a Trump en la última campaña electoral estadounidense –tanto que su director abandonó el medio para unirse al equipo estratégico del ahora presidente. Entre sus artículos más destacados están “Los derechos gays nos han hecho más estúpidos, hora de volver al armario”, “La ciencia lo demuestra: meterse con los gordos funciona” o la encuesta “¿Preferirías que tu hijo tuviera cáncer o feminismo?”[18].  
En España no nos hemos librado, la moda del diario que se considera rebelde por atentar contra la corrección política también ha triunfado aquí. Mediterráneo Digital publica artículos como “¿Por qué las mujeres feministas son más feas que las mujeres normales?” y OKdiario nos ofrece exclusivas como “Carmena volvió a regalar a los campeones medallas de chocolate…¡Pero de otro sabor!”[19].
La diferencia entre el periodismo que se defiende en este ensayo y estos ejemplos es simple: hablar claro no significa ser grosero y crear contenido entretenido no es una licencia para faltar a la veracidad. De hecho, no existe ni existirá esa licencia.[20]
La misión a la hora de crear periodistas es dotar de herramientas para la capacidad crítica y creativa, además de facilitar el desarrollo de su propio sentido de la ética. Los periodistas de verdad deben poder plantar cara a los medios sensacionalistas y solamente podrán hacerlo con el uso de estas herramientas.


Un Problema
Lo que quiero decir, a gran escala, en este ensayo es que el agujero en el que se ha metido el periodismo se debe en gran medida a sus propios errores y a su incapacidad de conectar con el público. Los medios tradicionales no han sabido adaptarse a la actualidad de la comunicación, una actualidad multimedia donde cualquiera puede comunicar y muchos lo hacen mejor que ellos. Este contexto es el que ha dejado proliferar a los medios basura mencionados. El periodismo de calidad debe reinventarse como algo cercano y entretenido, pero siempre pegado a la veracidad y la justicia.
He rechazado antes la simple difusión de datos como labor de los periodistas. Sin embargo, esos datos deben existir y gestionarse. Aquí el dilema, sin ese periodista nos quedamos con un vacío importante. Si el periodista se dedica al lado más humano de la labor, nadie hace esta parte, aburrida pero esencial.
No es que proponga una solución, la solución ya está aquí y si no la hacemos funcionar bien será otro problema más.


Robots Como Humanos
Narrative Science y Automated Insights son las dos empresas que están definiendo el futuro del periodismo. No son las únicas, pero sí las más importantes que se han adentrado en la producción automatizada de textos. En otras palabras, venden software a empresas que les permite prescindir de humanos a la hora de escribir informes. No es una cosa del futuro, Associated Press ya ha utilizado el software para realizar sus informes de la bolsa. Es muy simple: contratas el servicio, eliges un modelo y metes los datos. El software de Narrative Science, Quill, interpreta los datos, los representa, los jerarquiza y saca conclusiones.  Uno de sus fundadores, Kris Hammond, asegura que en el año 2030 el 90% del periodismo estará generado por ordenadores[21].
De nuevo, esto no es algo que va a llegar, es algo que ya está aquí y está cambiando totalmente el negocio de la prensa. La efectividad de esta tecnología es espectacular: es más rápida, más fiable y mucho más barata que un ser humano. El oficio del periodista básico que he criticado hasta ahora está a punto de extinguirse.
Siempre que se habla de inteligencia artificial hay que tener en cuenta varias cosas: la primera es que ya está llegando y que poco a poco va a transformar nuestra sociedad, la segunda es que la principal de estas transformaciones va a afectar al terreno laboral y la tercera es que no somos conscientes del potencial real de estos avances –y que la gente que sí tiene una idea está muy preocupada, Elon Musk[22] ha llegado a declarar que la inteligencia artificial es el mayor peligro existencial para nuestra especie. Dicho todo esto, y siendo que no podemos adivinar el futuro[23], quiero trabajar con lo que sí sabemos ya del periodismo artificial.
Igual que los coches automáticos van a dejar sin trabajo a millones de personas que trabajan en el sector de los transportes, la labor del periodista que sólo copia textos e interpreta datos está en sus últimas. Sin embargo, esto significa que el problema mencionado en el punto anterior está solucionado. Tenemos un sistema mucho más efectivo y barato que hace el trabajo sucio, liberando al periodista para hacer lo que realmente quiere hacer: trabajo de gran calidad e investigación. El ordenador le servirá como una herramienta útil para llevar a cabo proyectos más grandes y más importantes.
Esta tecnología está además mejorando constantemente y ahora mismo es capaz de escribir un resumen de un evento deportivo o dar la información básica de un terremoto nada más ocurrir[24]. Como he mencionado antes, la labor humana se limita a introducir los datos o conectarlo a una fuente de información que sepa interpretar.
Un problema que puede surgir de esto tiene que ver de nuevo con el sensacionalismo. El periodismo ya se ha orientado en esta dirección. En una reciente visita a la redacción del Periódico de Cataluña vimos algo extremadamente preocupante: hay una pantalla, en plena vista de todos los trabajadores, que muestra el ranking de artículos más leídos en su página web. Por la forma de la que funciona la publicidad en internet, los artículos con más clicks son los que más dinero generan y por tanto se incentiva a escribir artículos para que sean leídos. El problema de este sistema es que a menudo fomenta el contenido basura, que es más propenso al click fácil, sobre todo cuando la gente viene de redes sociales.
Una vez que los programas como Quill se programen para escribir y seleccionar información de acuerdo con lo que más difusión consigue, el sistema podrá tomar decisiones extremadamente eficientes para conseguir clicks fáciles, orientando el contenido hacia el amarillismo. De nuevo, la llegada de esto es inevitable y sólo hace más urgente la necesidad de un periodismo de calidad que pueda aprovechar estas tecnologías para poder estar a la altura cuando ocurra.

Para acabar
 El periodismo está en crisis, la figura del periodista ha sido empujada por un lado a la irrelevancia y la alienación y por otro al sensacionalismo, al ruido y a la mentira. El primer episodio de la relación entre el siglo XXI y el mundo de la prensa no ha convencido y aun así hay luz al final del túnel: internet es un arma increíble que le quita el monopolio de la información a los dueños millonarios de los grandes grupos mediáticos, pero -como toda libertad- conlleva una responsabilidad.
El periodismo está ante un ultimátum, debe reinventarse para sobrevivir y, por el bien de todos, debe sobrevivir. Sin embargo, esto solo ocurrirá cuando los periodistas sepan adaptarse de manera realmente eficaz a las necesidades y gustos de las nuevas generaciones, acostumbradas a las facilidades propuestas por las nuevas tecnologías.
El próximo episodio de esta historia es vital, el ser humano está ante una nueva revolución industrial y el periodismo ya se está viendo gravemente afectado. De los periodistas dependerá saber usar las herramientas que se nos ofrecen o dejar que otros las malgasten o las pongan al uso del negocio y del poder.








[1] El clickbait son titulares creados para las redes sociales que incentivan a seguir un link. Significa literalmente “cebo de clicks” y sirve para aumentar los ingresos de una página con publicidad.
[2] De la cuenta de Twitter de Tomás Roncero (@AS_TomasRoncero), 18 de febrero de 2016.
[3] Según la página http://www.twitter-espana.com/categoria/periodistas, que hace diferentes clasificaciones de este estilo.
[4] Del periodismo basura de Roncero hablaré más adelante.
[5] La idea del cinismo como consecuencia de la desilusión está desarrollada por el filósofo Alain de Botton en el vídeo What do Cynical People Really Want? Disponible en el canal de YouTube “The School of Life”.
[6] Con tradicional me refiero a marxista y al sentido más básico y vinculado al trabajo que le da Marx a la alienación, que es el descrito.
[7] El País ha borrado el tweet desde entonces, seguramente debido a la polémica. Sin embargo, esta misma expresión se ha generalizado en la prensa y artículos con menos repercusión siguen siendo fáciles de encontrar: OkDiario publicó el 4 de mayo (2017) un artículo titulado “Un joven de 17 años se suma a la lista negra de asesinados durante las protestas contra Maduro”.
[8] El asunto del lenguaje en la prensa a la hora de hablar de la violencia machista es complejo y daría para otro ensayo, he utilizado el ejemplo solo para la temática estrictamente periodística.
[9] De nuevo, esto es un tweet. Es de la cuenta de El País y cita al artículo “La mayoría de españoles cree que Rajoy no podrá gobernar en minoría” del mismo diario, 31 de julio de 2016. La encuesta es de Metroscopia.
[10] Slavoj Zizek, Mapping Ideology, Verso Books, 1994.
[11] Aunque tampoco la estoy negando. Tiene que ver con lo explicado anteriormente del sentido común y la ideología desideologizada.
[12] John Oliver rechaza ser llamado periodista, dice que se dedica exclusivamente al humor. Sin embargo, en este ensayo y de acuerdo con la tesis principal, valoro el periodismo como un ejercicio que es efectivo tanto a la hora de comunicar como a la hora de alimentar la voluntad crítica. Desde este punto de vista el trabajo de Oliver es casi exclusivamente periodístico y el humor sólo una herramienta.
[13] Edward Snowden es conocido desde 2013 por filtrar información clasificada de la NSA (la agencia de seguridad nacional estadounidense) que revelaba la enorme capacidad que tenía la institución para vigilar a sus ciudadanos, sobre todo a través de llamadas y mensajes telefónicos.
[14] La entrevista, junto con el resto del reportaje, está en YouTube, el vídeo se llama Government Surveillance: Last Week Tonight with John Oliver (HBO).
[15] Sin hablar directamente del periodismo, en el vídeo muestran las diferentes respuestas de la gente cuando les hablan de Snowden y cuando les hablan de la posibilidad del gobierno en control de sus fotos íntimas.
[16] Las fuentes difieren, las 135 víctimas son según Reuters. Sin embargo, la agencia de prensa estatal siria dice que superaron las 300.
[17] Por supuesto, tengo en cuenta la enorme diferencia en dificultad que supone escribir desde un sitio que desde otro y el principio de proximidad a la hora de jerarquizar en el periodismo, pero sigue siendo un problema el trato superficial de los medios a estos atentados.
[18] La selección viene del artículo de CNN Media “10 of Breitbart’s most incendiary headlines”, del 15 de noviembre de 2016.
[19] Recordaba el ejemplo que he utilizado de Mediterráneo Digital, pero el de OKdiario –que se refiere a los jugadores del Real Madrid y su victoria en la Champions League- es literalmente la primera noticia que hay en la página web ahora mismo (04/06/17).
[20] Esto es otro debate, el de la post-verdad, en el que también son protagonistas los medios mencionados.
[21] And the Pulitzer goes to… a computer”, Tim Adams, The Guardian, 28 de Junio de 2015. https://www.theguardian.com/technology/2015/jun/28/computer-writing-journalism-artificial-intelligence
[22] Musk hizo esta declaración en una entrevista para el AeroAstro Centennial Symposium del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Elon Musk es el fundador de las empresas SpaceX y Tesla y está involucrado en un gran número de proyectos tecnológicos que incluyen la colonización de Marte y el desarrollo masivo de las energías renovables.
[23] Especialmente sin conocimientos avanzados de tecnología e ingeniería.
[24] Robot journalism: the end of human reporters? - The Listening Post (Feature)reportaje de Al-Jazeera en YouTube. 

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