“Pillamos sólo un litro tú, que yo de esta quiero acordarme”. No puedo estar más de acuerdo, compramos la cerveza más barata de la nevera de la tienda y nos vamos a beber a un banco en la primera esquina oscura que encontramos -en Barcelona la multa son doce euros con cincuenta si te pillan bebiendo en la calle.
Tragamos
rápido, que hace frío y no vamos sobrados de tiempo. La conversación está en
modo nostálgico, es inevitable cuando el grupo que vas a ver te acompañó en un
período tan concreto de tu vida. Creerte malote con trece años, que te pillen
tus padres borracho con quince y ser torpe con las chicas con diecisiete:
Violadores del Verso y Kase.O estuvieron en todas.
“¿Riego
y vamos?”
“Sí
macho”
Con
el territorio marcado cual can, andamos los quinientos metros de Carrer dels
Almogàvers que nos separan de la Sala Razzmatazz. Nada más llegar a la cola empezamos
a hablar con un chaval de Vigo: “sí tío, he venido solo para el concierto.
Nunca he visto a Kase. ¿Creéis que saldrán los tres?”. Esta pregunta -seguramente
la más repetida en la larga cola que rodea la sala- se queda temporalmente sin
respuesta.
Kase.O
es uno de los cuatro (tres MCs y un DJ) que conforman el mítico grupo de rap
zaragozano Violadores del Verso. No han publicado un disco completo desde Vivir Para Contarlo, en 2006. Sin
embargo, los integrantes no han dejado de lanzar proyectos en solitario. El
último de estos ha sido El Círculo,
que publicó Kase en septiembre de 2016 junto con una larga gira internacional.
El incuestionable rey del rap español necesitó dos noches en Barcelona –y aun
así las entradas volaron.
Los
dos mil afortunados del público del viernes no podemos presumir de paciencia.
Desde el momento que se apagaron las luces el público gritó el nombre. Kase
(también conocido como Javat, Jodeculos Ibarra y un puñado más) no se comporta
como un estrellita, pero los apenas cinco minutos que tarda en empezar se hacen
eternos.
La
Intro del disco cumple su función también
en el directo: “Kase.O ha vuelto al ejercicio, la primera frase es para los que
están desde el principio”. El primer verso es una referencia a Bufank, una maqueta de 1996, cuando tenía
tan solo dieciséis años y se estaba haciendo un hueco en lo primitivo del rap
nacional. La frase es un guiño al círculo que da nombre al disco: todo empieza
donde termina y viceversa.
A
la intro le sigue un primer mensaje, lleno de elogios y promesas a su público.
“Voy a rapear todavía mejor que en el disco” asegura. No creo que nadie dudara
de sus palabras.
“Esto
se baila haciendo pogos ¿okay?” dice,
mientras R de Rumba –DJ de los Doble V- pone el beat de Esto No Para, una
de las canciones más bestias del disco. Aparte del DJ le apoya en el escenario
Momo, otro MC de la capital aragonesa “que se lo está currando”.
Además
de las dos del principio, Kase lo clavó en todos los temas nuevos. Llegó al
escenario con más canas y alguna arruga, pero su sonido no ha envejecido ni un
solo día. El disco conserva el sonido intenso y chulesco que caracterizó a los
Violadores en el nacimiento del rap de este país. Pero Kase se niega a ser
monótono y, como venía haciendo en su anterior proyecto con los Jazz Magnetism, lanzó este disco con una
gran selección de sonidos experimentales y bases exóticas. Es un disco que
supera la difícil barrera de mantener la esencia sin llegar a aburrir.
El
directo es explosivo en los temas más hardcore, como el mencionado Esto No Para, e
hipnotizante en los experimentales. De estos últimos destacan Mazas y Catapultas y Mitad y Mitad que presenta como una sola
historia. Los temas cayeron muy bien con el público catalán, que desde
septiembre parece haber dedicado gran parte de su tiempo a estudiarse las
letras.
Deja
tiempo para algunos de sus temas de la época de Doble V. Las primeras en sonar
son Pura Droga Sin Cortar –con la
introducción de El Lado Oscuro del
Corazón incluida- y Ninguna Chavala Tiene Dueño. Incluso
sorprendió con temas como Chúpala,
escrita en 2003 con los Dogma Crew.
Estas lo petaron, pero de nuevo la duda del chico ese de Vigo: “¿Saldrán los
otros dos?”. Con “los otros dos” se refiere, por supuesto, a los miembros
restantes de Violadores: Sho-Hai y Lírico.
Sho-Hai
y Xhelazz (otro gran nombre del hip-hop
de las orillas del Ebro) aparecen en el disco en el tema –aptamente nombrado- Viejos Ciegos. Es con esta canción que
por fin se dejan ver. Sho-Hai llega al escenario con una presencia única que lo
convierte en una especie de Hagrid del
rap. Su voz grave da la sensación de que sonaría exactamente igual si al del
sonido se le hubiera olvidado encender el micrófono. El tema, de los mejores
del directo, dio paso al momento rey de la noche: Xhelazz sale entre abrazos
para la entrada de Lírico.
Lírico,
irreconocible con barba y gorra, completa el grupo que cambió la historia del
género en España. Juntos hacen Vivir Para
Contarlo, con un público entregado de las primeras fila hasta las últimas.
Lírico grita al público: “¡Que no estaban muertos, joder!” este le responde al
unísono que “¡estaban de parranda!”. Y menos mal que volvieron.
Kase
acaba el concierto con Cantando, que
deja un sabor agridulce en el público. Una canción animada, pero que para
Kase.O es lo que Smells
Like Teen Spirit
es para
Nirvana. Y a los fans de Nirvana tampoco les habría hecho demasiada ilusión.
Pero lo pienso y caigo en que fue uno de los primeros temas suyos que escuché.
Para mí, en ese sentido, ya cumple su función a la hora de cerrar el círculo.
El
círculo engloba el legado de un artista legendario a la par que simple. Unos
chavales de barrio que a veces da la sensación de que no se creen ni ellos
hasta donde han llegado. Mantienen la humildad del primer día -aunque la
disfracen a menudo- y eso ha sido clave en convertirlos en quienes son. Para su
público tienen el mismo efecto, te llevan a un momento anterior, te ayudan a
cerrar tu propio círculo.
Salimos
discutiendo estas cosas y hablando de a dónde irá el rap a partir de ahora,
como si esa noche marcara un antes y un después. Aparece Sho-Hai por una
esquina unas horas más tarde y, por supuesto, se para a saludar. No iba sobrio
–tampoco había razones para estarlo.
Comentarios
Publicar un comentario