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Valoración de 2016

Abrí esta página hace ya bastante tiempo. Sin embargo, procrastiné tanto que al final se me olvidó que existía. No tengo ni idea de como funciona, pero seguramente haya algún sitio donde pueda ponerle una descripción mejor y más completa -pero solo cuando sepa exactamente lo que quiero hacer con ella. Lo bueno es que, como dudo que lo lea nadie, la libertad es enorme.
Una valoración rápida del último año (me centro en política, luego ya veré) creo que sería la forma más lógica de inaugurarla. Así que, aprovechando la fecha, aquí va 2016:

Cualquier persona que haya sido víctima de mis discursos últimamente sabrá que estoy pesadísimo con dos cosas: South Park y un filósofo esloveno que se llama Slavoj Zizek. No pienso estancarme en esto, pero son buenísimos para interpretar la era en la que vivimos, la de la Corrección Política
Hasta hace poco, esto era un término de la derecha para describirnos a la izquierda como una banda de quejicas. Es decir, Bertín Osborne (o cualquier otro) dice algo machista y cuando la gente se lo echa en cara se queja de que las cosas ya no son como antes y que antes podías decir lo que quisieras sin que lloriqueara todo el mundo. "It's political correctness gone mad".
Eramos felices, se producía una balanza preciosa donde cada uno hablaba como quería hasta que se pasaba y entonces los de la ideología contraria se cabreaban. Ocurría en ambas direcciones, pero sobre todo en la descrita: vuestro primo el de Murcia, recién salido de los años '50 diciendo no sé qué sobre los maricones de no sé cuántos.
Entonces se produjo una especie de evolución -por aquello de adaptarse a los tiempos. La derecha católica cuñadomurciana se dio cuenta de que estaban desconectados de la generación millenial hablando así y que sus privilegios peligraban. Así que en diciembre de 2015, y para inaugurar el año que ahora discutimos, tuvo lugar el evento más importante en la historia de España desde la toma de Granada: el anuncio de los hipsters del PP. 
"Somos el partido más votado porque nos vota gente muy diferente" dicen.  Y no les falta razón. Pero, después del anuncio y lo de Granada, también ha sido muy importante el partido al que los hipsters liberales votan de verdad, que es Ciudadanos (en Cataluña votan a Esquerra creo, este sitio es muy difícil de interpretar, dadme tiempo). 
Y Ciudadanos -pese a sus resultados electorales decepcionantes- es un gran partido para explicar lo que quiero decir con todo esto de la corrección política. Discurso moderno, progresista, bla, bla.....
Exactamente lo que hacía falta, un partido de derechas que se defina como un partido de izquierdas y en vez de hacer cosas de izquierdas mueve la izquierda a la derecha. ¿Todo claro? ¿No?
Yo tampoco me he enterado. 
La cuestión es que en 2016 ser de izquierdas está de moda. Antes no lo sé, igual esto no es nada nuevo y yo como soy un niño no me he fijado hasta ahora. Pero lo está, así que un partido como Ciudadanos prefiere definirse como centro-izquierda y atraer a votantes que se definen como centro-izquierda. Lo importante, al fin y al cabo, es la facilidad con la que Rivera le dio el gobierno a Rajoy. 
Por eso digo que Cs es el ejemplo perfecto para entender este año. Lo importante es decir cosas bonitas y progres, no la gilipollez esa de pensarlas y hacerlas.
El PP es un partido muy especial, muy nuestro, pero Cs si que se parece más a lo que se ve en el resto del mundo y su "fracaso" electoral representa para mí que en algunos sentidos España sigue -por suerte o por desgracia- a su bola en muchos sentidos.
Así, gran parte de la derecha y los liberales de izquierda británicos se han juntado en condenar la salida del país de la Unión Europea. Vendieron el concepto de que era "racista" querer salir y que el tema de la inmigración era la única gran razón para hacerlo. Sin embargo, a pesar de que parecía que prensa, políticos y youtubers veinteañeros estaban alíneados, ocurrió lo imposible. El Reino Unido saldrá de la Unión Europea.
Y fíjate, ahí siguen. Tengo curiosidad por saber si la ligera devaluación de la libra ha afectado al ciudadano de a pie, pero lo dudo. A quien afectan estas cosas es a los cuatro millonarios que llevan el país y publican los periódicos, a ellos sí que les jode no tener acceso al mercado comunitario. Pero el inglés normal que abre su tiendecita local o se pone el mono de fontanero por las mañanas no va a sufrirlo.
La campaña del Remain sin embargo, no podía salir y decir: "votad para seguir en la Unión, ¡con la Unión me estoy forrando!". Decir que tienen que quedarse por el bien de los inmigrantes es mucho más cool.
Todo esto no es un comentario hacia la Unión Europea, eso da para otra entrada. Me estoy quejando de la campaña del brexit. Una campaña compuesta por racistas en un lado y racistas que fingían no ser racistas en el otro.
La política occidental (la que nos importa) ha segudido esta línea todo el año y ha tenido un protagonista mucho más allá de los alcances de Rivera y Nigel Farage: Hillary Clinton.
Donald Trump es el tío de derechas perfecto. Nos lleva a ese fantástico balance, al balance Bertín Osborne. Trump es una brillante expresión del fascismo del siglo XXI. Pero Trump mola, porque no le va la estrategia Ciudadanos de ser discreto. Trump se sube al escenario y se caga en los musulanes, en los mexicanos y en las mujeres.
Y eso es la hostia. Porque sabemos que Trump va a hacer cosas terribles en esos temas, pero por lo menos nos avisa.
Clinton, sin embargo, es al revés. La gente se queja de que Trump es populista, pero no. Trump es de derechas y punto, tiene unas palabras coherentes con sus acciones. La verdadera populista es Clinton, la candidata evidente, la que tenía que ganar sí o sí. Clinton se llenaba la boca con palabras bonitas sobre los colectivos ofendidos por Trump. Pero a su secretaría del estado le tenemos que agradecer la guerra en Siria. Es más, incluso defiende la brillante idea de los Estados Unidos de crear Al-Qaeda. Y oye, parece que no ha colado. Enfrentamos 2017 con un nuevo Estados Unidos, y será muy interesante. Pero igual que con el brexit pienso que nos llevaremos una decepción. Un Estados Unidos al estilo Mad Max tendría su gracia, pero la realidad es que Obama ya era racista y neoliberal. Así que pocas sorpresas si lo que vemos es que Trump incumple sus promesas más radicales y acabamos con US of A igual de asqueroso -pero no más- que el que ya conocíamos.

He mencionado a Zizek al principio porque pienso que explica perfectamente la adopción de las frases y métodos de la correción política por parte del poder. Hemos llegado a un punto en el que el político no solo miente, sino que crea una imagen amistosa para anular la relación de poder que hay entre él y nosotros: Obama se pone a dar de comer a los pobres y ya nos olvídamos de que es el presidente del país que los ha llevado a esa situación.
Esta sociedad del postureo no se limita a la política. Día a día nos dedicamos a pintar una imagen feliz de nosotros mismos en las redes sociales, dándole un disfraz a las realidades mundanas -pero preciosas, a su manera- que de verdad  vivimos.
Para mí eso es lo que ha representado 2016, un brillante postureo que ha dominado nuestras relaciones y la política. Hemos dejado de lado los problemas de verdad y los hemos cubierto con una banderita de Francia en nuestra foto de perfil.
Feliz año a todos.


Un tío que vende kebabs en Camden Market

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